Arboles en el jardín


De empleo más limitado en un jardín pequeño, permiten crear un lugar sombreado, sirviendo para establecer un contraste de forme o de color con las casa o con las coníferas.
Utilización

Los árboles tienen una gran diversidad de formas y de colores que permiten una utilización muy variada. Los más son de hoja caduca, existiendo otros de follaje continuado incluso en invierno como algunas Acacias, Ficus, Magnolios, Eucaliptos, entre otros.












1- Ginko biloba
2- Acer saccharinum Wieri
3- Carpinus betulus
4- Fagus sylvatica
5- Parthenocissus quinquaefolia
6- Parthenocissus tricuspidata veittchii
7- Acer japonicum dissectum
8- Acer japonicum palmatum
9- Liriodendron tulipifera
10- Liquidambar styraciflua
11- Quercus rubra


Se pueden utilizar pues como:
Setos:
A veces se quiere evitar una vista desagradable. Los álamos por ejemplo, tienen en estos casos dos buenas razones para su utilización: alcanzan pronto una gran altura y su vegetación cubre incluso las partes bajas. Si se dispone de más espacio, se puede combinar árboles como los Tilos o Arces con arbustos en su parte inferior.
Alamedas:
Si se dispone de una amplia y larga entrada hasta la casa, se la puede bordear por alineaciones de árboles, buscando su forma como en el caso de la Acacia o el Álamo, o su color, como los Arces púrpura.
Aislados:
Los árboles que florecen como las Acacias, Cercis, o Árbol del Amor, Júpiter, o Tamarix y también los de porte llorón, como los Sauces, se prestan a ser situados aislados preferentemente sobre un pequeño montículo realzando así sus características más singulares.

Principales formas de árboles

Se distingue tres categorías principales: los llorones, los erguidos, y los de copa en forma de bola más o menos aplastada. No son solamente decorativos en verano con su follaje sino también en invierno cuando su silueta desnuda de hojas se recorta sobre el cielo.

Distancia entre árboles

Un árbol necesita de un espacio bastante importante para adquirir su desarrollo normal, con la excepción de los de porte piramidal, como por ejemplo el ya citado álamo. Deberán ser plantados según su desarrollo final entre 5 a 10 metros de la casa de otro árbol.
Herramientas

En la actualidad existe un gran número de útiles para llevar a cabo la poda. Con las tijeras de mano se realizan cortes en las ramas que no son demasiado gruesas.

Las cizallas se utilizan en calibres mayores, allí donde las tijeras no abarcan el contorno que se pretende cortar. Las sierras de arco y los serrotes están indicados en la sección de ramas con grosor superior a los 10 ó 12 cm.

En el mercado han aparecido, en los últimos años, herramientas de este tipo que realizan su trabajo con una limpieza y acabado hasta ahora desconocidos, y que facilitan la cicatrización de la herida, siempre que los cortes se efectúen según las técnicas que se explican más adelante. También novedosas son las pértigas, potentes tijeras situadas en el extremo de un largo mango extensible, que se accionan por medio de una cuerda de nylon y que permiten hacer desde el suelo intervenciones en copas desarrolladas. Por último, las motosierras de reducido tamaño, especiales para podar, tienen un uso que es de gran ayuda en muchos casos, pero también pueden llegar a ser peligrosas para los árboles si se utilizan de manera incontrolada.

Poda



La poda es una práctica habitual en jardinería y fruticultura. Pero, cuándo es necesaria, cuáles son los objetivos a conseguir, cómo se realiza o hasta qué punto es imprescindible, son cuestiones que desconocen a menudo la mayoría de los aficionados. Como el espacio de que disponemos no es muy amplio y tanto frutales como setos son tratados en otro lugar de manera monográfica, se explica aquí la poda de árboles y arbustos ornamentales.

¿Es necesaria la poda? o, lo que es lo mismo, ¿se benefician siempre las plantas de jardín de esa práctica? La respuesta es, clara y sencillamente, que no. En términos generales, sólo se ha de podar por motivos muy concretos, que en el caso de los árboles y arbustos ornamentales responden a razones de formación de ejemplares jóvenes, control o contención del crecimiento, peligro de desgarro, rejuvenecimiento y, en ocasiones muy concretas, para seguir pautas de configuración de siluetas opuestas al desarrollo natural de las plantas. Además, cada vez que intervenimos sobre un vegetal hay que tener en cuenta la respuesta del mismo, y prever el comportamiento que seguirá a la eliminación de alguna de sus partes.

Los vegetales ornamentales, y en particular los árboles, sólo se deben podar por causas muy concretas, por ejemplo, cuando se desea formar su estructura básica en edades tempranas o bien a fin de contener su crecimiento en el caso de que el espacio disponible para la expansión de la copa sea reducido o escaso. Una regla básica en este grupo vegetal es realizar los cortes en las ramas más delgadas, y, sin embargo, suele hacerse lo contrario.

Desde luego, es mucho más fácil y cómodo eliminar grandes porciones de rama que ser metódicos y repasar pequeñas ramillas y bifurcaciones, pero sólo de esta manera se evitan respuestas desordenadas del ejemplar, que obligarán a continuos retoques y harán débiles y peligrosas las uniones que crecerán a partir de esos cortes. En preciso no alterar, en la medida de lo posible, el porte característico de cada árbol y hay que evitar hacer modelados "antinaturales" que tan sólo pueden llevarse a cabo en las especies dotadas de gran adaptabilidad hacia la poda.

En todo caso, si por causa de peligro claro de desgaje de una rama o cuando una de ellas creciera en una dirección indebida -hacia una ventana, por ejemplo-, fuera preciso podar, la técnica a seguir consiste en descargarla de todo el peso que sea posible, dejando un corto tocón que después se eliminará con facilidad. Si esto no fuera posible y hubiera que realizar el trabajo de una sola vez, es indispensable practicar un corte en la parte inferior y proceder luego a dar el definitivo de arriba a abajo. De esta manera se evitan peligrosos y antiestéticos desgarros.

Por último, se cortará el tocón resultante para que la herida cicatrice de forma adecuada. La manera más correcta de realizar este corte, esencial para que el futuro "callo" cierre por completo, y ha de hacerse en cualquier corte de rama completa de diámetro superior a 6-8 cm.





Para la poda de ramas de grandes dimensiones, se recomienda seguir los pasos siguientes:

Corte para evitar el desgarro

Corte para dejar cortar la rama

Rematado del corte


Plantación

 Un tutor será fijado sólidamente antes de la plantación.

 Se coloca el árbol de forma que su cuello (nacimiento de las raíces) se encuentre ligeramente por debajo del nivel del suelo.

 Aprisionar bien la tierra.

 Atar el tronco al tutor sin acercarlo demasiado.

 Regar copiosamente.

 Cuando el árbol se sirve con cepellón, el tutor no se puede colocar verticalmente, siendo necesario entonces hacerlo en forma oblicua como en el caso de las coníferas.


Fuente: www.planthogar.ne


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