Jardín romántico

Que el ambiente estimula el romanticismo no es ninguna novedad. Por eso, para vivir una noche soñada, no dudamos en iluminar con velas o encender esencias aromáticas, por ejemplo. Este mismo precepto puede aplicarse para desarrollar un jardín romántico.

El espacio exterior puede resultar perfecto para incentivar la llama del amor. La brisa de una tarde de primavera o la luz de las estrellas, el aroma de las flores y el ruido del agua que fluye en un estanque suponen un complemento ideal para disfrutar en pareja.

Podemos empezar pensando en aquellos complementos que se mantendrán a lo largo del tiempo. Es decir, accesorios decorativos o elementos de estilo romántico que permanecerán en el jardín más allá de una cena o de una tarde.

Las rosas son casi un sinónimo de romanticismo. Podemos cultivar, si las condiciones ambientales lo permiten, distintas variedades de estas flores y lucir toda su belleza en el jardín. Los jazmines y los claveles también constituyen una buena elección.

Si las dimensiones lo permiten, plantar un árbol es otra idea interesante. Después de un tiempo lógico de crecimiento, un árbol aportará sombra y nos permitirá vivir momentos de relajación y paz.

La iluminación es un detalle importante. Faroles de aspecto envejecido o un centro de mesa de cristal con velas ayudarán al desarrollo romántico. Las linternas de papel en torno a un estanque pueden aportar un detalle muy distinguido.

El jardín romántico puede potenciarse para ciertos eventos, como un festejo de aniversario. En esas ocasiones, prepara una cena a luz de las velas, enciende un incienso y arma un centro de mesa con las flores del jardín: con estos detalles, nada puede salir mal.

Fuente: floresyjardin.es

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