Aprende a plantar mimosas en tu jardín


Nos encantan los árboles que dan color a nuestro jardín y la mimosa es uno de ellos. Un árbol elegante que hará que nuestros exteriores se vean increíbles. Venido directamente de Australia, este árbol, que puede alcanzar unos 15 metros de altura, requiere cuidados especiales para mostrarnos toda su belleza. ¿Te interesa saber cómo plantar y cuidar una mimosa? Te damos toda la información que necesitas saber.

Elegancia y belleza de la mimosa

De la familia de las acacias, la mimosa es un precioso árbol de crecimiento rápido. Aunque, como comentábamos, puede alcanzar los 15 metros de altura, lo más normal es que se quede entre unos 10 y 12 metros. Es de hoja perenne y su floración se produce entre enero y marzo. Precisamente, es su  flor lo que más llama la atención; aunque ya de por sí el árbol es elegante, sus bonitas y delicadas flores amarillas son, además de bellas, bastante olorosas, desprendiendo así un aroma completamente embriagador que hará que nuestras visitas queden fascinadas.

La reina del invierno

La mimosa es la reina del invierno. Sí, como comentábamos, florece entre enero y marzo; por tanto, podemos entender que el frío no afecta demasiado a esta especie, que generalmente se siente cómoda en los climas templados. No obstante, debemos matizar: aunque el frío lo soporta, la mimosa sufre muchísimo con las heladas fuertes. Así, el frío por debajo de los 5 grados bajo cero podría hacer que se viera severamente dañada. El viento también puede ocasionarnos problemas; si es muy fuerte, sus delicadas ramas podrían resquebrajarse. En cuanto al sol, lo cierto es que la mimosa no tiene problema alguno en exponerse al mismo de forma directa.

Suelo y abonos

Lo primero que debemos saber es que la mimosa siente predilección por los suelos de estructura arenosa o franca. No obstante, no tolera bien los suelos arcillosos. Es importante que los mismos sean ricos en abono orgánico y, además, necesitan gran profundidad para que sus raíces crezcan sin problemas. Cosas importantes antes de plantar: abonar el suelo con materia orgánica. Además, tres veces al año tendremos que añadir nuevamente abono orgánico para que el árbol crezca sano.

Riego de la mimosa

Si bien es cierto que este árbol se ha adaptado a climas con tendencia a la sequía como el Mediterráneo, lo cierto es que no es lo más adecuado para que crezca en todo su esplendor. Es importante, por tanto, centrarnos en el riego, el cual deberá ser frecuente para que el suelo de nuestra mimosa esté siempre humedecido. Como consejo, viene muy bien aplicar un acolchado de compost o paja durante el verano; esto hará que la humedad del suelo sea mayor y aguante más tiempo.

Un árbol un tanto desorganizado

Si nos preocupa el tema de la poda, estamos de suerte. La mimosa no necesita mantenimiento de poda anual. No obstante, durante su crecimiento sí que tendremos que realizar poda de formación. Esto es debido a que la mimosa tiene tendencia a crecer de forma desorganizada, un tanto caótica. Así pues, es necesario ir eliminando poco a poco ramas que nazcan en sitios indebidos, como la base del árbol. Es importante tener cuidado con la poda de media rama; hay que evitarla, pues esta práctica podría derivar en problemas estructurales del árbol.

Plagas a tener en cuenta

Cómo todo árbol, la mimosa puede tener problemas con ciertas plagas. En este caso hablamos del Fusarium oxysporum, un hongo que es capaz de marchitar nuestra mimosa en poco tiempo. Crece en el suelo y entra en contacto con la mimosa por sus raíces para dirigirse al tejido vascular. Una vez allí, el hongo produce esporas y va moviéndose gracias a la savia, extendiéndose y marchitando nuestro precioso árbol. Es importante actuar rápido; para ello, aprendeos bien los síntomas de marchitez. Las hojas comienzan a marchitarse y ponerse amarillas, deteniendo, por tanto, el crecimiento. Si no mueren en el primer mes, cosa que no sería raro, comenzaremos a ver rajaduras en la corteza.

Via habitissimo.es

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