Jardín Keukenhof

 
Si nos gustan los tulipanes, seguro que Holanda es uno de los países que deseamos visitar, si no lo hemos hecho ya. Y seguro que el jardín Keukenhof está anotado con un gran círculo rojo en nuestra lista de visitas. Si no lo conoces, te contamos algunas cosas sobre él.

El jardín Keukenhof, situado entre Lisse e Hillegon y de gran influencia paisajística inglesa, recibe su nombre de la cantidad de olores de hierbas aromáticas que desprende, y que removieron en la mente de Jacoba de Baviera el recuerdo de su propia cocina. Así que, ni corta ni perezosa, decidió llamarlo “jardín de la cocina” (¿para qué complicarse más la vida?).
No sólo el olor es el elemento distintivo de Keukenhof: en sus más de treinta y dos hectáreas encontramos todo tipo de tulipanes y flores propias del país que harán las delicias de los amantes de los jardines temáticos coloridos. El paisaje lo completan numerosos motivos emblemáticos de Holanda y sus rincones botánicos, como son los puentes o lagos en medio de inmensas avenidas e incluso molinos.

La nobleza holandesa ha tenido gran influencia en el jardín Keukenhof a lo largo de su historia, no sólo dándole nombre como hemos comentado en su conjunto sino también a las cuatro grandes zonas en las que se divide: los pabellones que podemos visitar son los llamados Oranje Nassau, Willem Alexander, Reina Beatriz y Reina Juliana.

El jardín Keukenhof es una atracción turística muy popular prácticamente desde que se convirtió en patrimonio de diferentes familias de comerciantes poderosos de la zona, en 1840; fueron ellos los que se dieron cuenta del gran potencial y encargaron el diseño que hoy en día muestra. La mejor época para visitarlo es la primavera, y especialmente en mayo, cuando los tulipanes se hallan en su apogeo. Desde localidades cercanas como Leiden o Haarlem es fácil encontrar transportes turísticos.


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