La poda ornamental o arte topiario se remonta a tiempos de los romanos. A capricho o según las leyes de la geometría, modelar especies vegetales da pie a verdaderas esculturas verdes. Pueden aportar al jardín un toque de fantasía, pero sobre todo estructura y color, especialmente en los meses de invierno.
Desde que los romanos la iniciaran con gran entusiasmo, la poda ornamental de arbustos y árboles ha tenido muchos adeptos, sobre todo en el siglo XVII, en el que los jardines formales estaban organizados en espacios fuertemente arquitectónicos y geométricos constituidos por especies recortadas.
Para empezar es mejor elegir formas sencillas y trabajar en plantas pequeñas de las especies adecuadas: follaje pequeño y denso y lento crecimiento. Luego, todo será constancia, paciencia y precisión.
Actualmente, el arte topiario pemite incorporar al jardín un toque caprichoso, original según dicte la imaginación, o evocar elementos clásicos de épocas pasadas. Representa básicamente un estilo formal de jardinería en el que el jardinero modela a su antojo especies vegetales susceptibles de resistir sucesivos recortes.
Las especies apropiadas
No todas las plantas sirven para este tipo de jardinería. Las claves son:
Adquirir aquellas especies y variedades que admitan recortes sucesivos y se recuperen rápidamente de la poda.
Elegir especies de hoja pequeña y crecimiento denso, para que al recortar no se produzcan huecos y zonas discontinuas.
Comprar preferentemente plantas de crecimiento lento pero que exhiban gran cantidad de yemas latentes; así, si se marchita algún brote, se puede podar hasta la yema, que crecerá bien ocupando el lugar vacío.
Utilizar especies que presenten mayor resistencia a plagas y enfermedades.
El tejo (Taxus baccata), el boj (Buxus sempervirens), el acebo (Ilex aquifolium), el laurel (Laurus nobilis) reúnen estas condiciones y se cuentan entre las plantas más utilizadas. También se usan la Lonicera nítida, el mirto (Myrtus communis), el Ligustrum ovalifolium, el ciprés (Cupressus sempervirens), el romero (Rosmarinus officinalis), entre muchas otras especies, que incluyen bayíferas (Cotoneaster y Pyracantha, especialmente) y plantas de flor (escalonias, espíreas japónicas, etcétera).
El jazmín chino (Trachelospermum jasminoides) admite bien la poda y se adapta a los soportes, de modo que también se emplea actualmente; pero no hay que podar antes de la floración primaveral para no perder las flores. Si se trata de guiar una planta por soportes con formas, la hiedra (Hedera helix) es ideal.
Normalmente la formación de un arbusto ornamental requiere varios años para consolidarse, por eso requiere constancia.
El emplazamiento en el jardín
Para crear un elemento topiario en el jardín es conveniente ubicarlo a resguardo del viento, en un espacio muy luminoso para asegurar un crecimiento sano y equilibrado. Debe estar exento para así poder acceder con facilidad a todas sus partes. Si se utilizan formas aisladas, el entorno deberá ser sencillo porque son figuras muy atractivas: en una pradera o zona de grava resaltarán.
Por otra parte, tanto si se cultiva el ejemplar en el suelo del jardín como si es en maceta, el sustrato debe ser rico y con buen drenaje.
Las técnicas
Un principiante debería elegir plantas pequeñas y realizar formas sencillas. Son más fáciles las figuras con curvas que con ángulos y aristas muy marcadas.
Podar siempre de arriba a abajo y desde el centro al exterior, dando vueltas alrededor de la figura para verificar el equilibrio y la armonía.
Se necesita paciencia, habilidad y precisión. No hay que apresurarse al principio del conformado. Hay que tener cuidado de no provocar asimetrías, por lo que conviene utilizar niveles, cuerdas, patrones y cualquier elemento que sirva de guía en los cortes.
La frecuencia del recortado dependerá de la velocidad de crecimiento de las plantas.
Hay que vigilar las heridas del corte.
Via casaplanta.com
La técnica topiaria: poda ornamental
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