Características e interés del ácido fosfórico como aporte de fósforo
El abonado en la agricultura es la principal fuente de alimentación, pues como nos hemos dado cuenta, el agua es insuficiente para lograr crecer una planta. Aunque nosotros no aportemos nada más que el riego, el suelo está suministrando de forma constante dichos elementos nutritivos a la raíz de la planta. Claro que todo tiene un límite…
Uno de los abonos más utilizados para incorporar fósforo al cultivo es el ácido fosfórico. Un fertilizante que viene en forma líquida, cómodo de utilizar (pero peligroso), con un aporte genérico de 52% p/p de fósforo, con pH ácido (ideal para suelos alcalinos), y con un mayor control del aporte que se realiza para fertirrigación. Además, que también consigue eliminar restos orgánicos y sales que obstruyen los goteros.
Seguramente hayas oído de la importancia del fósforo en los primeros estados de desarrollo de la planta, cuando es importante un enraizamiento adecuado del cultivo. También habrás oído hablar sobre el papel del fósforo en la floración.
Todas estas cosas son ciertas, hasta cierto punto, pues hay una creencia popular que defiende las grandes necesidades de fósforo en los abonos iniciales para fomentar el enraizamiento.
Esto sí que es posible desmentirlo, pues a mayores niveles de fósforo no existirá mayor desarrollo de raíz (John P. Hammond y Philip J. White). La planta necesita fósforo, pero no en cantidades tan altas como se añaden al principio del cultivo. De hecho, cuando la planta observa que hay carencia de fósforo en el suelo (o hay suficiente cantidad, pero inmovilizado por el calcio o el pH alcalino), produce ácidos orgánicos que movilizan dicho fósforo retenido, como el malato y el citrato.
De alguna forma se está produciendo un movimiento de “energía” desde el tallo hasta la raíz, para fomentar su crecimiento, por lo que, a menor fósforo, mayor desarrollo de la raíz. Sin embargo, esto tiene sus connotaciones y sus giros, puesto que es un círculo cerrado de energía que se transporta de un lado a otro. En este caso, como hay un movimiento de azúcares (energía, básicamente) hacia la raíz, se producirá una disminución del desarrollo del tallo y las hojas, cosa que tampoco queremos.
La función del fósforo
El fósforo es imprescindible para realizar la fotosíntesis y para formar compuestos orgánicos. Interviene en la respiración celular y en el transporte y almacenamiento de energía. Interviene también en la formación de flores y adelantamiento de la maduración. A niveles bajos de fósforo, la planta reduce el nivel de producción de flores y, por tanto, de cuajado.
El fósforo es un elemento móvil en el interior de la planta. Por tanto, las primeras carencias de este elemento aparecerán en las hojas adultas. Es típico ver un color rojizo o violeta en una hoja con niveles bajos de fósforo, así como una mayor concentración de carbohidratos y sustancias de reserva (que más tarde dirigirá hacia las raíces para compensar su falta de desarrollo).
Un ejemplo de ácido fosfórico
Para aportaros datos de las características y propiedades del ácido fosfórico, he aquí algún ejemplo de una solución estándar de este abono líquido.
Ácido fosfórico 72%. Decir, y es importante, que porque lleve un 72 % de ácido fosfórico no quiere decir que el contenido de fósforo, en unidades fertilizantes, sea de 0,72 U.F. por cada litro de solución.
El contenido real declarado en fósforo (medido en ácido ortofosfórico, P2O5), es del 52%. Esto quiere decir que por cada litro de ácido fosfórico que apliquemos a nuestra solución de riego + abono, estaremos aplicando 0,52 U.F. al cultivo. ¿Reales? Más bien podríamos decir que estamos aportando 0,52 U.F. al suelo. Otra cosa es el porcentaje real que la planta es capaz de asimilar dependiendo de una gran cantidad de factores.
Una parte importante del fósforo que aplicamos a un suelo rico en calcio, pasa a estados insolubles e inmóviles como el fosfato bicálcico.
Sin embargo, también hay que decir que no sólo encontramos con solución fosfórica este ejemplo, con riqueza al 72%. También hay otras mezclas, como el ácido fosfórico al 75% y con un aporte de 0,543 unidades fertilizantes (U.F.) por cada litro de fertilizante líquido, o al 85%.
El pH del concentrado suele estar en torno a 1 o inferior a 1, por lo que hay que medir con precaución las cantidades que se añaden al riego. Además, no hay que dejar de mencionar que es un producto que, por su pH, es altamente corrosivo y produce quemaduras. Hay que tener especial precaución a la hora de manipularlo.
El ácido fosfórico también se puede utilizar para realizar una limpieza de goteros, sobre todo cuando no queremos incorporar nitrógeno al cultivo (como ácido nítrico). En este caso, podríamos utilizar un volumen de 250-500 ml por cada 1.000 litros de agua, para una mezcla de ácido fosfórico al 75%. Eso sí, hay que tener la precaución de utilizar dosis bajas en aquellas aguas que tengan niveles altos de calcio o magnesio. Esto sucede por el conocido antagonismo existente entre fósforo y calcio y los posibles precipitados de fosfatos bicálcicos que pueden aparecer.
No sólo no corregimos la obstrucción de los goteros, sino que la agravamos.
Las medidas de seguridad con el ácido fosfórico
La etiqueta y los pictogramas que aparecen en ella nos lo dejan claro. De hecho, con los últimos cambios en reglamentación, se ha aumentado el tamaño de dichas imágenes que avisan de los daños que el ácido fosfórico puede causarnos, por si hay algún despistado.
Es un producto corrosivo en contacto con la piel, causando irritaciones, enrojecimiento y quemaduras.
El problema también viene cuando se derrama al suelo y la neblina que produce. Dichos gases también son irritantes cuando se inhalan, causando irritación de ojos y de garganta.
Otras alternativas al ácido fosfórico
Sin embargo, hay agricultores que prefieren usar otro tipo de soluciones ricas en fósforo, u otros que prefieren utilizar fertilizantes sólidos antes que líquidos. Para gustos, los colores.
En el mercado también podemos encontrar muchos abonos cristalinos y abonos compuetos, como el fosfato monoamónico (12-61-0) o el fosfato monopotásico (0-52-34). Este último es interesante cuando no queremos estimular el desarrollo de la parte vegetativa del cultivo, fomentando por la absorción de nitrógeno por la planta. Aparte de esto, encontrarás muchísimas marcas que trabajan con mezclas a medida, no siempre complejos que llevan NPK, sino abonos binarios, como el DAP (18-46-0), cuando no se quiere hacer un aporte de potasio por necesidades del cultivo o porque hay niveles adecuados en el suelo.
Via agromatica.es
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