En la ciudad, generalmente se usa el agua potable que no es mala para las plantas, siempre que sea usada a temperatura conveniente.
La elección de la hora para regar tiene seria influencia sobre la buena vegetación. Se puede dar como regla general (con las debidas excepciones a las que antes hemos aludido) que las horas mejores para el riego son las de la tarde, y esto porque por la tarde las condiciones generales de calor y de luz se asemejan más a las que se verifican en tiempo de lluvia.
En los climas cálidos durante todo el año, y en los templados durante el verano, regando por la mañana ocurre que el riego no produce todos sus buenos efectos, porque va seguido de una rápida y fuerte evaporación y mucha del agua es sacada del terreno en detrimento de las plantas. Además se produce un desequilibrio de temperatura entre las partes aéreas de la planta y las subterráneas.
Al contrario, regando al atardecer, por descenso de la temperatura y disminución de la luz, disminuye sensiblemente la evaporación del terreno y la transpiración de las plantas, por lo cual el agua suministrada permanece más tiempo en beneficio de las plantas mismas. El descenso de temperatura, originado por el agua en el terreno, está en equilibrio con el del aire.
Sin embargo, en los climas fríos es mejor hacer el riego en las horas de la mañana, porque el calor del día es insuficiente para producir una fuerte evaporación. En tanto, si regásemos de tarde el descenso de temperatura producido por el agua sumada al frío de la tarde se unirían con mal efecto y determinarían un enfriamiento por demás fuerte y repentino, altamente perjudicial para la planta.
Via blogjardineria.com
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