En este tipo de riego se trata de imitar a la lluvia. Con esto se refiere a que el agua que se destina a las plantas llegan a ellas a través de cañerías, y es expulsada hacía el medio externo gracias a unos pulverizadores que se llaman aspersores.
Hay cuatro características que son muy importantes para poder conseguir un buen riego por aspersión. Estas son la presión en el agua; una estudiada red de tuberías adecuadas a la presión del agua; aspersores adecuados que sean capaces de esparcir el agua a presión que les llega por la red de distribución; y por último el depósito de agua que conecte con la red de tuberías.
A su vez hay tres ventajas que de este riego. El ahorro en mano de obra a futuro ya que sólo se debe encender el equipo y todo funciona automáticamente, sin la necesidad de contratar a un jardinero para que realice su labor.
La adaptación al terreno ya que se puede aplicar sobre cualquier tipo de superficie, ya sea lisa, ondulada sin la obligación de un allanamiento ni preparación de las tierras.
La eficiencia del riego por aspersión es de un 80 por ciento frente al 50% que se puede encontrar en los riegos por inundación tradicional.
Además, es especialmente útil para las distintas clases de suelo ya que se puede regular la cantidad de agua que se utilizará para el rociado.
Via dejardineria.es
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