El jardín debe estar, antes que en el terreno, en la cabeza del jardinero. Está claro que después con el desarrollo y crecimiento de las plantas puede cambiar pero la base debe quedar clara desde antes del primer golpe de azada en el suelo.
Dibujar un plano de la casa y la parcela en la que se encuentra enclavada nos será de gran utilidad. Es conveniente hacer varias copias para ir trabajando diversos aspectos del diseño del jardín.
Crear un libro del jardín nos resultará muy práctico, en el incluiremos un plano y los diversos trabajos y proyectos que vayamos desarrollando. Será una buena guía y un buen recordatorio de cómo y cuándo has hecho qué.
También podemos incluir un calendario de cultivo o crearlo a parte pero de todos modos es fundamental, sobre todo cuando sembramos semillas. Anotar la siembra, cuándo brotaron las plántulas, las lluvias y la cantidad de agua caída son algunos de los datos que podemos ir recogiendo en el calendario de siembra.
La disposición de los arbustos y árboles respecto a la casa puede suponer un ahorro energético importante en el consumo eléctrico. En invierno deben proteger de los vientos fríos y en verano deben ayudar a refrescar el ambiente.
Antes de comenzar con las tareas de cultivo hemos de verificar la calidad del suelo de nuestro jardín. Sobre todo si vamos a plantar césped debemos verificar que contiene suficiente hierro y magnesio, los nutrientes responsables de que el césped tenga un intenso color verde.
Uno de los secretos de un buen césped es la altura de corte, mucha gente lo siega en exceso y éste acaba sufriendo las consecuencias. El césped no debe tener nunca una altura inferior a los 5 cm y tampoco es bueno cortarlo demasiado a menudo.
Las plantas perennes que florecen varias veces en una misma temporada son una buena elección. Algunas variedades de rosal trepador y la salvia nemorosa son un buen ejemplo.
¿Siembra o plantación? Es la gran pregunta del jardinero novel, desde luego si queremos que nuestro jardín prospere rápidamente y tener una tasa de éxito mayor nos decantaremos por plantar plántulas adquiridas en un centro de jardinería. Ello no impide que realicemos algunos experimentos con semillas si tenemos tiempo de sobra.
Ahora, eso sí, cuando compres plantas en un vivero asegúrate que están bien sanas. Dedícales unos minutos y obsérvalas detenidamente antes de llevártelas.
En cualquier época del año, las uses más o menos, debes mantener tus herramientas en perfecto estado. Para ello nada como la limpieza, un lavado con agua cada vez que las uses y un buen engrasado en las épocas de menos uso son fundamentales.
Un jardín debe ser un espacio natural, un pequeño ecosistema en el que la flora y la fauna convivan de forma adecuada. Atraer mariposas y pájaros a tu jardín es una forma excepcional de certificar su buena salud.
Procura mantener tu jardín limpio de productos químicos, aunque pueden solucionar un problema puntual siempre acaban siendo lesivos para tu jardín. Para ahuyentar las plagas puedes hacer uso de plantas aromáticas como la hierbabuena, la menta y el poleo entre otras.
Otro punto importante, sobre todo cuando en la casa hay niños pequeños y mascotas, es la toxicidad de las plantas cultivadas. Las adelfas, los rododendros y las azaleas son algunas de las plantas ornamentales de uso frecuente que resultan tóxicas en mayor o menor medida.
Cuando nuestro jardín no es muy espacioso podemos echar mano del ingenio. Los jardines verticales están muy de moda y son una magnífica solución para tener plantas ornamentales, aromáticas e incluso una pequeña huerta en muy poco espacio.
Planear un espacio en nuestro jardín para crear una pequeña huerta no nos llevará mucho trabajo. ¡ Y no hay nada como comer lo que uno mismo ha cultivado
Todas las plantas, árboles y arbustos incluidos, necesitan agua para crecer. Regar es una de las actividades que más tiempo llevan en un jardín. Planificar un riego automático programable nos ahorrará tiempo y dinero.
Via guiadejardineria.com
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