Para el jardinero el conocimiento de los fertilizantes y la forma de aplicarlos es crucial. Así que vamos a dar un ligero repaso de los conocimientos básicos que todo aficionado a la jardinería debe tener al respecto. Aunque las plantas adquieren su alimento del suelo y el aire no todos los suelos contienen los nutrientes que necesita una planta por lo tanto se hace imprescindible aportarles fertilizante.
Pero los fertilizantes, sobre todo los de origen sintético, no se pueden usar sin medida. Es posible matar una planta por un exceso de fertilización. Por ello es conveniente realizar un análisis del suelo antes de usar este tipo de fertilizantes para asegurarnos de que realmente hacen falta. Al usar fertilizantes podemos decantarnos por aportar los nutrientes de forma rápida o de lenta liberación para que actúen de inmediato o a largo plazo. Generalmente la presentación en forma de granulado va aportando los nutrientes poco a poco al suelo. Los de acción rápida se presentan en forma de polvo cristalizado.
Podemos esparcirlos a mano o con algún tipo de herramienta diseñada para esta tarea. Todo dependerá del cultivo y las necesidades concretas. Por regla general el fertilizante hay que esparcirlo en la línea de goteo de la planta. En el caso de verduras y hortalizas esparciremos el fertilizante en la línea lateral del cultivo.
Los fertilizantes solubles son otra presentación de los fertilizantes que pueden ser para aplicación al suelo y foliar. Son la solución ideal para fertilizar macetas y jardineras. Los de aplicación foliar funcionan muy bien cuando hay que hacer un aporte rápido de oligoelementos como el hierro.
Los tres elementos químicos que todas las plantas necesitan son la conocida tríada NPK, nitrógeno, fósforo y potasio. Usualmente los fertilizantes sintéticos se pueden encontrar nominados con tres números separados por guiones, 20-20-20, 15-30-15 y muchos otros. Estos números indican el porcentaje de cada elemento químico presente en la formulación. El resto hasta el 100 % lo forman materiales inertes y oligoelementos.
Los fertilizantes orgánicos también podemos dividirlos por sus componentes mayoritarios. El estiércol y el compost en realidad contienen pocos nutrientes pero son elementos importantes en la estructuración del suelo. La harina de huesos tiene un alto contenido de fósforo que es el material que la planta precisa para la formación de flores y frutos. La harina de sangre en cambio es muy rica en nitrógeno, indispensable para la formación de la planta y su sustento.
Un factor muy importante es el momento adecuado para la fertilización. La mayoría de plantas precisan una buena fertilización en primavera que es la época de crecimiento vegetativo. Las plantas anuales en cambio agradecen varias fertilizaciones a lo largo de la temporada. A los árboles y arbustos, sobre todo de flor, les va bien un abonado en primavera y otro en otoño.
Via .guiadejardineria.com
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