El riego aprender a seleccionar el método adecuado, la clave del exito
El riego, diferentes métodos a considerar
La cantidad de agua que usemos para regar un espacio verde y la técnica empleada para ello variarán en función de las plantas disponibles en el jardín, del terreno en cuestión y de su área.
Así pues, mientras que ciertas hierbas aromáticas como el romero o el espliego necesitan poco riego, la caléndula precisa un aporte medio de agua y la azalea precisa un riego elevado.
Respecto al riego, en concreto, se pueden diferenciar los métodos manuales como son el uso de maguera o regadera, la pulverización o el riego por absorción y los tipos de riego automático (los difusores, el riego por goteo, los microaspersores o los aspersores).
El empleo de regadera es adecuado para plantas de interior y espacios verdes no muy grandes y que no precisen un elevado aporte de agua. Es importante elegir correctamente el tipo de regadera a emplear en relación con la planta a regar. Por ejemplo, para vegetales con gran follaje será conveniente que el brazo sea largo, mientras que para plantas situadas en lugares elevados será interesante disponer de regaderas con brazo vertical.
Los vegetales transplantados recientemente, precisan aportes de agua homogéneos y habituales. En estos casos, puede ser interesante el riego por absorción mediante el que se introducirá un vegetal en maceta en un recipiente repleto de agua un tiempo determinado.
Por otra parte, un tipo de riego empleado en climas secos es la pulverización. Esta técnica consiste en el rociado de los tallos y hojas con un pulverizador. Es aconsejable realizar esta actividad al anochecer, siendo un método empleado para regar plantas situadas en tierra y semilleros. Pero, no es un sistema de riego adecuado para plantas que sufren el ataque de hongos como los rosales o para vegetales con hojas aterciopeladas.
Un tipo de riego automático caracterizado por recordar a la lluvia es el uso de aspersores. Este método consiste en distribuir agua a presión empleando un conjunto de tuberías y aspersores que se anclan en el suelo. En general, los aspersores, suelen tener un alcance de unos 6 metros. Por ello, suelen ser adecuados, por ejemplo, para regar césped.
El riego por difusores sigue el mismo mecanismo que el de los aspersores pero su tamaño y alcance es menor, lanzando el agua a unos 2 – 5 metros. Además, existe otro método de aporte hídrico similar que se utiliza en zonas arenosas, los microaspersores, caracterizados porque, al rotar en círculos, humedecen los vegetales localizados a su alrededor. Se suele emplear en zonas de tamaño reducidos, para aportar agua a macizos, balcones o terrazas.
Por último, una técnica que preserva una humedad adecuada del terreno sin encharcarlo a la vez que permite el ahorre de agua es el riego por goteo. Mediante este método se realiza el aporte de agua depositándola de manera limitada al pie del vegetal. Este sistema de riego suele emplearse para vegetales localizados en jardineras de balcones o terrazas.
Por todo lo dicho, se puede decir que una correcta elección del método de riego, en función del tipo de jardín y a las plantas en él localizados, permitirá mantener estos espacios verdes saludables y vistosos para poder disfrutar de ellos todo el año.
Via paisajismodigital.com
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